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lunes, 25 de junio de 2012

Nouriel Roubini Sin Piedad: 2013 en Peligro


Economía mundial: razones para tener miedo

Las autoridades monetarias y fiscales se están quedando sin balas políticas o, más cínicamente, sin conejos políticos que salgan de sus sombreros

Nouriel Roubini
guardian.co.uk , Lunes 18 de junio 2012 

Van descendiendo oscuras nubes financieras y económicas que parecen provenir desde todas direcciones: desde la eurozona, Estados Unidos, China y desde otros países. En efecto, la economía mundial en 2013 podría ser un ambiente muy difícil en el cual encontrar un refugio.

Para empezar, la crisis de la eurozona se está agravando, al tiempo que el euro se mantiene muy fuerte, la austeridad fiscal adelantada profundiza la recesión en muchos países miembros, y una contracción del crédito en la periferia y los altos precios del petróleo socavan las perspectivas de recuperación. El sistema bancario de la eurozona se está balcanizando, al tiempo que las líneas de crédito transnacionales e interbancarias se cortan, y la fuga de capitales podría convertirse en una total corrida en los bancos de la periferia si, como es probable, Grecia lleva a cabo una salida desordenada del euro en los próximos meses.

Por otra parte, las tensiones en las deudas fiscales y soberanas son cada vez peores a medida que el spread de la tasa de interés para España e Italia han regresado a sus insostenibles niveles máximos. De hecho, la eurozona puede requerir no sólo un rescate internacional de los bancos (como recientemente en España), sino también un completo plan de rescate soberano en un momento en que las barreras de la eurozona e internacionales son insuficientes para la tarea de respaldar tanto a España como a Italia. Como resultado, una ruptura desordenada de la eurozona sigue siendo posible.

Más hacia al oeste, el desempeño económico de EE.UU. se está debilitando, con un crecimiento en el primer trimestre de un mísero 1,9% - muy por debajo del potencial. Y la creación de empleo flaqueó en abril y mayo, por lo que EE.UU. puede que alcance velocidad cero para fin de año. Peor aún, el riesgo de una aguda recesión para el próximo año va en aumento: incluso si lo que parece un precipicio fiscal de EE.UU. en ciernes resulta ser sólo una fuente menor de arrastre, el probable aumento de algunos impuestos y la reducción de algunos pagos por transferencia reducirán el crecimiento de la renta disponible y del consumo.

Por otra parte, el estancamiento político sobre el ajuste fiscal es probable que persista, sin importar si Barack Obama o Mitt Romney ganan las elecciones presidenciales de noviembre. Por lo tanto, nuevas luchas sobre el techo de la deuda, riesgos de un cierre del gobierno, y más rebajas en las calificaciones, podrían deprimir aún más la confianza de consumidores y empresas, reduciendo el gasto y acelerando la fuga hacia la seguridad que agravaría la caída en los mercados bursátiles.

En el este, China, su modelo de crecimiento insostenible, podría estar bajo el agua para el año 2013, ya que su desplome en inversiones continúa y las reformas destinadas a impulsar el consumo son demasiado pocas y llegan demasiado tarde. Una nueva dirigencia china debe acelerar las reformas estructurales para reducir el ahorro nacional y aumentar la participación del consumo en el PBI, pero las divisiones dentro de la dirigencia acerca del ritmo de la reforma, junto con la probabilidad de una transición política agitada, sugieren que la reforma se producirá a un ritmo que simplemente no es lo suficientemente rápido.

La desaceleración económica en EE.UU., la eurozona y China ya supone un lastre enorme en el crecimiento de otros mercados emergentes, debido a sus vínculos comerciales y financieros con EE.UU. y la Unión Europea (es decir, no se ha producido un "desacoplamiento"). Al mismo tiempo, la falta de reformas estructurales en los mercados emergentes, junto con su desplazamiento hacia un mayor capitalismo estatal, está obstaculizando el crecimiento y reducirá su capacidad de recuperación.

Finalmente, las tensiones de larga data en Medio Oriente entre Israel y EE.UU. por un lado e Irán por el otro sobre la cuestión de la proliferación nuclear podría llegar a su climax en 2013. Las negociaciones actuales es probable que fracasen, e incluso sanciones más estrictas puede que no impidan que Irán intente fabricar armas nucleares. Con EE.UU. e Israel que no quieren aceptar la contención de un Irán nuclear mediante la disuasión, una confrontación militar en 2013 daría lugar a una masiva alza en el precio del petróleo y a una recesión mundial.

Estos riesgos ya están agravando la desaceleración de la economía: los mercados de capitales están cayendo en todas partes, dando lugar a efectos negativos de riqueza sobre el consumo y el gasto de capital. Los costos de financiamiento están aumentando para los altamente endeudados estados soberanos, el racionamiento del crédito está socavando a las pequeñas y medianas empresas, y la caída en los precios de las materias primas está reduciendo los ingresos de los países exportadores. La creciente aversión al riesgo está llevando a que los agentes económicos  adopten una actitud de esperar-y-ver que hace que la desaceleración sea en parte una profecía auto-cumplida.

En comparación con 2008-2009, cuando las autoridades tuvieron amplio espacio para actuar, (las autoridades monetarias y fiscales se están quedando sin balas políticas o, más cínicamente, sin conejos políticos para sacar del sombrero). La política monetaria está limitada por la proximidad a tasas cero de interés y por reiteradas sesiones de flexibilización cuantitativa. De hecho, las economías y los mercados ya no se enfrentan a problemas de liquidez, sino a crisis de crédito e insolvencia. Mientras tanto, los déficit presupuestarios insostenibles y la deuda pública en la mayoría de las economías avanzadas han limitado severamente la posibilidad de más estímulos fiscales.

Usar los tipos de cambio para impulsar las exportaciones netas es un juego de suma cero, en un momento en el que el desapalancamiento privado y público está suprimiendo la demanda interna en los países que están manejando déficits de cuenta corriente y los problemas estructurales están teniendo el mismo efecto en los países con superávit. Después de todo, una moneda más débil y una mejor balanza comercial en algunos países implica necesariamente una moneda más fuerte y una balanza comercial más débil en los otros.

Mientras tanto, la capacidad de respaldar, cercar y rescatar a los bancos y a otras instituciones financieras se ve limitada por la política y la incapacidad de estados soberanos casi insolventes de absorber las pérdidas adicionales en sus sistemas bancarios. Como resultado, el riesgo soberano se está convirtiendo en riesgo bancario. De hecho, los estados soberanos están vertiendo una mayor parte de su deuda pública en el balance de los bancos, especialmente en la eurozona.

Para evitar un desenlace desordenado en la eurozona, la austeridad fiscal actual debería ser mucho más gradual, un acuerdo de crecimiento debería complementar al nuevo acuerdo fiscal de la UE, y una unión fiscal con mutualización de la deuda (eurobonos) debería implementarse. Además, una total unión bancaria, empezando por un seguro de depósitos para toda la eurozona, debería iniciarse, y movimientos hacia una mayor integración política deberían ser considerados, incluso si Grecia sale de la eurozona.

Desafortunadamente, Alemania se resiste a todas estas medidas políticas clave, ya que está obsesionada con el riesgo crediticio al que sus contribuyentes se verían expuestos con una mayor integración económica, fiscal y bancaria. Como resultado, la probabilidad de un desastre en la eurozona está aumentando.

Y, mientras la nube sobre la eurozona es la más grande a punto de estallar, no es la única que  amenaza a la economía mundial. Cierren las escotillas.