Artículos en perspectiva
Creciente Deudas De Los Estados Avivan Temores De Crisis
por Michael Cooper y Mary Williams Walsh
New York Times
4 de Diciembre 2010
El Estado de Illinois aún está cancelando miles de millones en facturas recibidas de los proveedores de escuelas y del servicio social del año pasado. Arizona recientemente dejó de pagar ciertos transplantes de órganos para la gente que está en su programa de Medicaid. Los Estados están liberando prisioneros anticipadamente, más para recortar gastos que para premiar la buena conducta. Y en Newark, la ciudad suspendió al 13 por ciento de sus oficiales de policía la semana pasada.
Mientras que el año próximo podría ser aún peor, hay mayores riesgos a largo plazo, dicen los analistas financieros. Su temor es que aunque la economía se recupere, los déficits no desaparecerán, porque muchos gobiernos estatales y locales tienen tanta deuda - varios billones de dólares, con mucho de ésta fuera de los libros contables y en gran medida oculta - que podría abrumarlos en pocos años.
"Me parece que clamar por auxilio es probablemente algo bueno para hacer a esta altura", dijo Felix Rohatyn, el financista que ayudó a salvar de la bancarrota a la ciudad de New York en los '70.
Algunas de las mismas personas que advirtieron sobre la inminente crisis subprime hace dos años están haciendo sonar las alarmas de nuevo. Su mensaje: no sólo pequeños pueblos o moribundas ciudades desindustrializadas, sino grandes estados como Illinois y California están crecientemente en riesgo.
Las bancarrotas municipales o cesaciones de pago (defaults) han sido en extremo raras - ningún estado defaulteó desde la Gran Depresión, y sólo un puñado de ciudades se han declarado en bancarrota o está considerando hacerlo.
Pero las finanzas de algunos gobiernos estatales y locales están tan comprometidas que algunos analistas dicen que les recuerda las vísperas del colapso de las hipotecas subprime o la crisis de deuda que golpea a las naciones de Europa.
Los analistas temen que en cierto punto - nadie sabe cuándo - los inversores podrían dar marchar atrás en los préstamos a los estados más débiles, desatando una crisis que podría expandirse a los más fuertes, tal como la agitación en Europa se ha esparcido de país en país.
El señor Rohatyn advirtó que mientras las bancarrotas municipales eran raras, se estaban haciendo cada vez más posibles. Y los desequilibrios son tan grandes en algunos lugares que el gobierno federal probablemente tenga que intervenir en cierto punto, dijo, aún cuando parezca improbable en el actual clima político.
"No me gusta hacer de cuco, pero simplemente no veo dónde termina esto", añadió.
Recurriendo A Trucos Fiscales
Al tiempo que el bajón económico se ha instalado para largo, algunas de las ciudades más golpeadas han recurrido a malabarismos fiscales para mantenerse aflote, ayudándolas a cerrar amplios agujeros presupuestarios cada año, pero frecuentemente con un gran costo a futuro.
Pocos trabajadores con cuentas de retiro 401k abandonadas se arriesgarían a sacar segundas hipotecas para invertir en acciones, apostando a que las ganancias de la inversión serían suficientes para crear canastas más grandes y cancelar los préstamos.
Pero eso es lo que Illinois, que ha fallado en hacer los debidos pagos anuales a sus fondos de pensión por años, está haciendo. Tomó prestados u$s 10 mil millones en 2003 y usó el dinero para invertir en sus fondos de pensión. La recesión hizo que los retornos de la inversión quedaran por debajo del objetivo, pero el estado debe cancelar los bonos, con interés. ¿La solución? Illinois vendió un adicional de u$s 3.5 mil millones en bonos de pensión este año y está planeando pedir prestado u$s 3.7 mil millones más para sus fondos de pensión.
Son los problemas a largo plazo de un puñado de estados, incluyendo a California, Illinois, New Jersey y New York, sobre los que los analistas se preocupan más, temiendo que sus problemas pudieran precipitar una crisis que podría herir a otros estados al elevar los costos de los préstamos.
Pero son los males presupuestarios a corto plazo que casi todos los estados están enfrentando lo que preocupa a los funcionarios electos.
Illinois no es el único estado que está retrasado en sus cuentas. Muchos estados, incluyendo New York, han retrasado pagos a vendedores y gobiernos locales debido a que tenían muy poco efectivo para hacerlos. California pagó a los vendedores con pagarés el año pasado. Un puñado de otros estados, preocupados acerca de su flujo de fondos, retrasó el pago de los reembolsos impositivos la pasada primavera.
Ahora, justo cuando el bajón económico ha elevado la demanda por asistencia estatal, muchos estados están haciendo recortes.
La demanda de vales de comida se ha elevado significativamente en Idaho, pero los ajustados presupuestos llevó al estado a cerrar cerca de un tercio de las oficinas de campo del Departamento de Salud y Bienestar del estado, que lleva los formularios para ello. Al tiempo que los estados han recortado la ayuda a las ciudades, muchas han recurrido a lo que antes eran recortes impensables, suspendiendo oficiales de policía y cerrando destacamentos de bomberos.
Esos recortes de ayuda a las ciudades y condados, que se espera continúen, son una de las razones por las cuales los analistas dicen que las ciudades están con el mayor riesgo de bancarrota o están siendo puestas bajo una supervision externa.
El próximo año es poco probable que traiga mejores noticias. Los estados y las ciudades típicamente enfrentan sus más grandes déficits después que las recesiones terminan oficialmente, al tiempo que los fondos de reserva están agotados y las medidas fáciles se terminan.
Esta vez se espera que no sea diferente. El dinero del estímulo federal incrementó la porción federal en los presupuestos estatales a más de un tercio el pasado año, desde apenas por encima de un cuarto en el 2008, de acuerdo a un informe emitido la semana pasada por la Asociación Nacional de Gobernadores y la Asociación Nacional de Funcionarios de Presupuesto Estatal. Ese dinero tiene previsto agotarse el próximo verano. Las recaudaciones impositivas, mientras tanto, no se espera que regresen a los niveles pre-recesión por uno o dos años, dado que el mercado inmobiliario y la macro economía permanecen débiles y el desempleo permanece alto.
Scott D. Pattison, director de la asociación de presupuesto, dijo que para los estados, el próximo año podría ser "el peor año de estos cuatro o cinco años de bajón económico".
Y pocos esperan que el gobierno federal ofrezca más ayuda directa a los estados, al menos en el corto plazo. Muchos miembros de la nueva mayoría Republicana en la Cámara hicieron campaña en contra del estímulo, y Washington está debatiendo las recomendaciones de una comisión de reducción de deuda.
Así que algunos estados están esencialmente pidiendo prestado para pagar sus costos operativos, añadiendo nuevas deudas que no siempre son claramente reveladas.
Arizona, lisiada por la burbuja inmobiliaria que estalló, optó por un acuerdo inmobiliario para tener un alivio, esencialmente vendiendo varios edificios estatales - incluyendo la torre donde la gobernadora tiene su oficina - por unos u$s 735 millones como adelanto. Pero alquilar los edificios vendidos, en los próximos 20 años le costará a los contribuyentes un extra de u$s 400 millones en intereses.
Muchos gobiernos están retrasando los pagos a sus fondos de pensiones, los cuales eventualmente necesitan ser hechos, junto con el alto interés - usualmente cerca del 8 por ciento - que estos fondos se espera que ganen cada año.
New York balanceó su presupuesto este año pagando de menos a su fondo de pensión. Y en New Jersey, el gobernador Chris Christie difirió pagar los u$s 3.1 mil millones que se debían a los fondos de pensión este año.
Son estas crecientes deudas ocultas que ponen nerviosos a muchos analistas. Los estados y las municipalidades actualmente tienen alrededor de u$s 2.8 billones de bonos pendientes, pero ese número queda empequeñecido por las deudas que muchos están llevando por fuera de los libros contables.
Las pensiones locales y estatales - otra forma de deuda prometida, garantizada en algunos estados por sus constituciones - enfrentan ocultos déficits de hasta u$s 3.5 billones según algunos cálculos. Y los beneficios de salud que los estados y los grandes gobiernos locales han prometido a sus nuevos jubilados podrían costar más de u$s 530 mil millones, de acuerdo al GAO (Government Accountability Office - Oficina de Contabilidad Gubernamental).
"La mayoría de las crisis financieras ocurren de formas imprevistas, y te golpean cuando no estás mirando", dijo Jerome H. Powell, un académico visitante en el Centro de Política Bipartidaria quien fue un subsecretario del Tesoro por la financiación durante el rescate de la industria de ahorros y préstamos a comienzos de los '90. "Esta no es como aquella. La puedes ver venir. Sería un pecado no hacer nada al respecto mientras hay una oportunida".
Hasta ahora, los inversores han comprado bonos estatales con entusiasmo, en la extendida comprensión de que los estados y las ciudades casi nunca entran en cesación de pagos. Pero en recientes semanas la demanda ha disminuído acentuadamente. El mes pasado, los fondos mutuales que invirten en bonos municipales informaron una gran venta - una mayor venta en una semana, de hecho, que la que tuvieron cuando los mercados financieron colapsaron en 2008. Y los fondos de cobertura (hedge) ya están buscando formas de apostar en contra de las deudas de algunos estados, con la ayuda de sus bancos de inversión.
Por supuesto, no todos los estados están tan en apuros como Illinois o California. Y las agencias calificadoras de crédito dicen que el riesgo de default es pequeño. Los estados y las ciudades típicamente hacen del pago a sus tenedores de bonos una prioridad, aún antes de pagar por los servicios esenciales. Standard & Poor's emitió un informe este mes diciendo que las crisis que los estados y las municipalidades estaban enfrentando "pasaban más por decisiones difíciles que por potenciales defaults".
Cambio En Las Calificaciones
Las calificaciones de crédito de un número de gobiernos locales han mejorado este año, no porque sus finanzas se hayan fortalecido en algo, sino porque las agencias calificadoras han cambiado la forma en la que analizan a los gobiernos.
Las nuevas calificaciones más altas, que rebajan los costos de los empréstitos, enfatizan el hecho de que los defaults municipales han sido mucho más raros que los defaults corporativos.
Este octubre, Moody's emitió un informe explicando por qué ahora califica a todos los 50 estados, incluso a Illinois, con mejores riesgos crediticios que a una vasta mayoría de compañías estadounidenses no financieras.
Una razón: la creencia de que el gobierno federal es más probable que rescate a un tambaleante estado que a una compañía en bancarrota.
"El gobierno federal ha ampliamente canalizado efectivo a todos los gobiernos estatales durante las recientes recesiones y provisto apoyo a estados en forma individual tras desastres naturales," explicó Moody's, añadiendo que no había manera de estar seguro de cómo respondería Washington a un default en bonos de un estado, ya que no ha sucedido desde los '30.
Pero algunos analistas temen que las calificaciones son demasiado optimistas, haciendo recordar que las agencias calificadoras también descartaron la posibilidad de que una crisis subprime estuviera gestándose. Mientras la mayoría está de acuerdo en que los defaults son improbables, temen que al tiempo que los estados luchan con sus crecientes deudas, los inversores pudieran decidir no comprar la deuda de los gobiernos locales o estatales más débiles.
Eso forzaría una crisis, ya que los estados no pueden operar si no toman prestado. Tal crisis podría entonces extenderse a estados más sanos, haciendo más caro para ellos tomar prestado, si tomamos a Europa como ejemplo.
Meredith Whitney, una analista bancaria que estuvo entre las primeras en advertir el impacto que el colapso de las hipotecas subprime tendría sobre los bancos, está advirtiendo que ella ve problemas similares con las finanzas estatales y locales.
"La situación estatal me hace recordar mucho a los bancos, pre-crisis", dijo ella este otoño en CNBC.
Hay escalofriantes similitudes entre las crisis de deuda subprime y los males que se ciernen sobre las deudas municipales. Entre ellas:
a) Tal como las viviendas se consideraban una vez una apuesta segura - los precios nunca caerían a lo largo de todo el país al mismo tiempo, sugería la sabiduría convencional - los bonos municipales han sido largamente considerados una inversión suficientemente segura para las abuelas, debido a que los estados podrían siempre subir los impuestos para pagar a sus tenedores de bonos. Ahora esa afirmación está a prueba. Harrisburg, la capital de Pennsylvania, consideró la bancarrota este año debido a que enfrentaba u$s 68 millones en pagos de deuda relativos a un fallido incinerador, lo cual es mayor a todo el presupuesto anual de la ciudad. Pero los funcionarios allí se han resistido a un aumento de los impuestos.
b) Mucha de la deuda de los estados y ciudades está oculta, ya que está fuera de los libros contables, tal como la cantidad de deuda relativa a las hipotecas resultó estar subvaluada. Los estados y las municipalidades frecuentemente subvalúan sus obligaciones en materia de pensiones, en parte por utilizar métodos contables que no estarían permitidos en el sector privado. Joshua D. Rauh, un profesor asociado de finanzas en la Northwestern University, y Robert Novy-Marx, también profesor asociado de finanzas pero en la University of Rochester, calcularon que el verdadero pasivo no financiado de los planes de pensión estatales y locales es la brutalidad de u$s 3.5 billones.
c) Los estados y muchas ciudades aún tienen buenas calificaciones, y aquellos que emiten advertencias son rechazados como alarmistas, haciendo recordar a algunos analistas las circunstancias que llevaron a la crisis subprime.
Ahora los estados se preparan para soportar más recortes dolorosos, más suspensiones, más aumento de impuestos, más batallas con los sindicatos de empleados públicos, más pedidos para rescatar ciudades. Y en el largo plazo, mientras las ciudades y los estados tratan de seguir pagando sus deudas, la misma naturaleza del gobierno podría cambiar al tiempo que le queda menos dinero para pagar los servicios que por mucho tiempo ha provisto.
Richard Ravitch, el vice gobernador de New York, está entre aquellos que advierten que los estados están en un camino insostenible, y que las revelaciones sobre los pasivos por atención médica y pensiones son frecuentemente engañosos. Y se preocupa acerca de cuánto tiempo puede durar.
"No lo hicieron con malos motivos", dijo. "El noventa y cinco por ciento de ellos no comprendían lo que estaban haciendo. Lo hicieron porque era más fácil que poner impuestos a la gente o recortar beneficios. Nos acercamos más y más al punto en el cual no podemos hacer más nada. No sé dónde queda eso, pero sé que estamos cerca".
Creciente Deudas De Los Estados Avivan Temores De Crisis
por Michael Cooper y Mary Williams Walsh
New York Times
4 de Diciembre 2010
El Estado de Illinois aún está cancelando miles de millones en facturas recibidas de los proveedores de escuelas y del servicio social del año pasado. Arizona recientemente dejó de pagar ciertos transplantes de órganos para la gente que está en su programa de Medicaid. Los Estados están liberando prisioneros anticipadamente, más para recortar gastos que para premiar la buena conducta. Y en Newark, la ciudad suspendió al 13 por ciento de sus oficiales de policía la semana pasada.
Mientras que el año próximo podría ser aún peor, hay mayores riesgos a largo plazo, dicen los analistas financieros. Su temor es que aunque la economía se recupere, los déficits no desaparecerán, porque muchos gobiernos estatales y locales tienen tanta deuda - varios billones de dólares, con mucho de ésta fuera de los libros contables y en gran medida oculta - que podría abrumarlos en pocos años.
"Me parece que clamar por auxilio es probablemente algo bueno para hacer a esta altura", dijo Felix Rohatyn, el financista que ayudó a salvar de la bancarrota a la ciudad de New York en los '70.
Algunas de las mismas personas que advirtieron sobre la inminente crisis subprime hace dos años están haciendo sonar las alarmas de nuevo. Su mensaje: no sólo pequeños pueblos o moribundas ciudades desindustrializadas, sino grandes estados como Illinois y California están crecientemente en riesgo.
Las bancarrotas municipales o cesaciones de pago (defaults) han sido en extremo raras - ningún estado defaulteó desde la Gran Depresión, y sólo un puñado de ciudades se han declarado en bancarrota o está considerando hacerlo.
Pero las finanzas de algunos gobiernos estatales y locales están tan comprometidas que algunos analistas dicen que les recuerda las vísperas del colapso de las hipotecas subprime o la crisis de deuda que golpea a las naciones de Europa.
Los analistas temen que en cierto punto - nadie sabe cuándo - los inversores podrían dar marchar atrás en los préstamos a los estados más débiles, desatando una crisis que podría expandirse a los más fuertes, tal como la agitación en Europa se ha esparcido de país en país.
El señor Rohatyn advirtó que mientras las bancarrotas municipales eran raras, se estaban haciendo cada vez más posibles. Y los desequilibrios son tan grandes en algunos lugares que el gobierno federal probablemente tenga que intervenir en cierto punto, dijo, aún cuando parezca improbable en el actual clima político.
"No me gusta hacer de cuco, pero simplemente no veo dónde termina esto", añadió.
Recurriendo A Trucos Fiscales
Al tiempo que el bajón económico se ha instalado para largo, algunas de las ciudades más golpeadas han recurrido a malabarismos fiscales para mantenerse aflote, ayudándolas a cerrar amplios agujeros presupuestarios cada año, pero frecuentemente con un gran costo a futuro.
Pocos trabajadores con cuentas de retiro 401k abandonadas se arriesgarían a sacar segundas hipotecas para invertir en acciones, apostando a que las ganancias de la inversión serían suficientes para crear canastas más grandes y cancelar los préstamos.
Pero eso es lo que Illinois, que ha fallado en hacer los debidos pagos anuales a sus fondos de pensión por años, está haciendo. Tomó prestados u$s 10 mil millones en 2003 y usó el dinero para invertir en sus fondos de pensión. La recesión hizo que los retornos de la inversión quedaran por debajo del objetivo, pero el estado debe cancelar los bonos, con interés. ¿La solución? Illinois vendió un adicional de u$s 3.5 mil millones en bonos de pensión este año y está planeando pedir prestado u$s 3.7 mil millones más para sus fondos de pensión.
Son los problemas a largo plazo de un puñado de estados, incluyendo a California, Illinois, New Jersey y New York, sobre los que los analistas se preocupan más, temiendo que sus problemas pudieran precipitar una crisis que podría herir a otros estados al elevar los costos de los préstamos.
Pero son los males presupuestarios a corto plazo que casi todos los estados están enfrentando lo que preocupa a los funcionarios electos.
Illinois no es el único estado que está retrasado en sus cuentas. Muchos estados, incluyendo New York, han retrasado pagos a vendedores y gobiernos locales debido a que tenían muy poco efectivo para hacerlos. California pagó a los vendedores con pagarés el año pasado. Un puñado de otros estados, preocupados acerca de su flujo de fondos, retrasó el pago de los reembolsos impositivos la pasada primavera.
Ahora, justo cuando el bajón económico ha elevado la demanda por asistencia estatal, muchos estados están haciendo recortes.
La demanda de vales de comida se ha elevado significativamente en Idaho, pero los ajustados presupuestos llevó al estado a cerrar cerca de un tercio de las oficinas de campo del Departamento de Salud y Bienestar del estado, que lleva los formularios para ello. Al tiempo que los estados han recortado la ayuda a las ciudades, muchas han recurrido a lo que antes eran recortes impensables, suspendiendo oficiales de policía y cerrando destacamentos de bomberos.
Esos recortes de ayuda a las ciudades y condados, que se espera continúen, son una de las razones por las cuales los analistas dicen que las ciudades están con el mayor riesgo de bancarrota o están siendo puestas bajo una supervision externa.
El próximo año es poco probable que traiga mejores noticias. Los estados y las ciudades típicamente enfrentan sus más grandes déficits después que las recesiones terminan oficialmente, al tiempo que los fondos de reserva están agotados y las medidas fáciles se terminan.
Esta vez se espera que no sea diferente. El dinero del estímulo federal incrementó la porción federal en los presupuestos estatales a más de un tercio el pasado año, desde apenas por encima de un cuarto en el 2008, de acuerdo a un informe emitido la semana pasada por la Asociación Nacional de Gobernadores y la Asociación Nacional de Funcionarios de Presupuesto Estatal. Ese dinero tiene previsto agotarse el próximo verano. Las recaudaciones impositivas, mientras tanto, no se espera que regresen a los niveles pre-recesión por uno o dos años, dado que el mercado inmobiliario y la macro economía permanecen débiles y el desempleo permanece alto.
Scott D. Pattison, director de la asociación de presupuesto, dijo que para los estados, el próximo año podría ser "el peor año de estos cuatro o cinco años de bajón económico".
Y pocos esperan que el gobierno federal ofrezca más ayuda directa a los estados, al menos en el corto plazo. Muchos miembros de la nueva mayoría Republicana en la Cámara hicieron campaña en contra del estímulo, y Washington está debatiendo las recomendaciones de una comisión de reducción de deuda.
Así que algunos estados están esencialmente pidiendo prestado para pagar sus costos operativos, añadiendo nuevas deudas que no siempre son claramente reveladas.
Arizona, lisiada por la burbuja inmobiliaria que estalló, optó por un acuerdo inmobiliario para tener un alivio, esencialmente vendiendo varios edificios estatales - incluyendo la torre donde la gobernadora tiene su oficina - por unos u$s 735 millones como adelanto. Pero alquilar los edificios vendidos, en los próximos 20 años le costará a los contribuyentes un extra de u$s 400 millones en intereses.
Muchos gobiernos están retrasando los pagos a sus fondos de pensiones, los cuales eventualmente necesitan ser hechos, junto con el alto interés - usualmente cerca del 8 por ciento - que estos fondos se espera que ganen cada año.
New York balanceó su presupuesto este año pagando de menos a su fondo de pensión. Y en New Jersey, el gobernador Chris Christie difirió pagar los u$s 3.1 mil millones que se debían a los fondos de pensión este año.
Son estas crecientes deudas ocultas que ponen nerviosos a muchos analistas. Los estados y las municipalidades actualmente tienen alrededor de u$s 2.8 billones de bonos pendientes, pero ese número queda empequeñecido por las deudas que muchos están llevando por fuera de los libros contables.
Las pensiones locales y estatales - otra forma de deuda prometida, garantizada en algunos estados por sus constituciones - enfrentan ocultos déficits de hasta u$s 3.5 billones según algunos cálculos. Y los beneficios de salud que los estados y los grandes gobiernos locales han prometido a sus nuevos jubilados podrían costar más de u$s 530 mil millones, de acuerdo al GAO (Government Accountability Office - Oficina de Contabilidad Gubernamental).
"La mayoría de las crisis financieras ocurren de formas imprevistas, y te golpean cuando no estás mirando", dijo Jerome H. Powell, un académico visitante en el Centro de Política Bipartidaria quien fue un subsecretario del Tesoro por la financiación durante el rescate de la industria de ahorros y préstamos a comienzos de los '90. "Esta no es como aquella. La puedes ver venir. Sería un pecado no hacer nada al respecto mientras hay una oportunida".
Hasta ahora, los inversores han comprado bonos estatales con entusiasmo, en la extendida comprensión de que los estados y las ciudades casi nunca entran en cesación de pagos. Pero en recientes semanas la demanda ha disminuído acentuadamente. El mes pasado, los fondos mutuales que invirten en bonos municipales informaron una gran venta - una mayor venta en una semana, de hecho, que la que tuvieron cuando los mercados financieron colapsaron en 2008. Y los fondos de cobertura (hedge) ya están buscando formas de apostar en contra de las deudas de algunos estados, con la ayuda de sus bancos de inversión.
Por supuesto, no todos los estados están tan en apuros como Illinois o California. Y las agencias calificadoras de crédito dicen que el riesgo de default es pequeño. Los estados y las ciudades típicamente hacen del pago a sus tenedores de bonos una prioridad, aún antes de pagar por los servicios esenciales. Standard & Poor's emitió un informe este mes diciendo que las crisis que los estados y las municipalidades estaban enfrentando "pasaban más por decisiones difíciles que por potenciales defaults".
Cambio En Las Calificaciones
Las calificaciones de crédito de un número de gobiernos locales han mejorado este año, no porque sus finanzas se hayan fortalecido en algo, sino porque las agencias calificadoras han cambiado la forma en la que analizan a los gobiernos.
Las nuevas calificaciones más altas, que rebajan los costos de los empréstitos, enfatizan el hecho de que los defaults municipales han sido mucho más raros que los defaults corporativos.
Este octubre, Moody's emitió un informe explicando por qué ahora califica a todos los 50 estados, incluso a Illinois, con mejores riesgos crediticios que a una vasta mayoría de compañías estadounidenses no financieras.
Una razón: la creencia de que el gobierno federal es más probable que rescate a un tambaleante estado que a una compañía en bancarrota.
"El gobierno federal ha ampliamente canalizado efectivo a todos los gobiernos estatales durante las recientes recesiones y provisto apoyo a estados en forma individual tras desastres naturales," explicó Moody's, añadiendo que no había manera de estar seguro de cómo respondería Washington a un default en bonos de un estado, ya que no ha sucedido desde los '30.
Pero algunos analistas temen que las calificaciones son demasiado optimistas, haciendo recordar que las agencias calificadoras también descartaron la posibilidad de que una crisis subprime estuviera gestándose. Mientras la mayoría está de acuerdo en que los defaults son improbables, temen que al tiempo que los estados luchan con sus crecientes deudas, los inversores pudieran decidir no comprar la deuda de los gobiernos locales o estatales más débiles.
Eso forzaría una crisis, ya que los estados no pueden operar si no toman prestado. Tal crisis podría entonces extenderse a estados más sanos, haciendo más caro para ellos tomar prestado, si tomamos a Europa como ejemplo.
Meredith Whitney, una analista bancaria que estuvo entre las primeras en advertir el impacto que el colapso de las hipotecas subprime tendría sobre los bancos, está advirtiendo que ella ve problemas similares con las finanzas estatales y locales.
"La situación estatal me hace recordar mucho a los bancos, pre-crisis", dijo ella este otoño en CNBC.
Hay escalofriantes similitudes entre las crisis de deuda subprime y los males que se ciernen sobre las deudas municipales. Entre ellas:
a) Tal como las viviendas se consideraban una vez una apuesta segura - los precios nunca caerían a lo largo de todo el país al mismo tiempo, sugería la sabiduría convencional - los bonos municipales han sido largamente considerados una inversión suficientemente segura para las abuelas, debido a que los estados podrían siempre subir los impuestos para pagar a sus tenedores de bonos. Ahora esa afirmación está a prueba. Harrisburg, la capital de Pennsylvania, consideró la bancarrota este año debido a que enfrentaba u$s 68 millones en pagos de deuda relativos a un fallido incinerador, lo cual es mayor a todo el presupuesto anual de la ciudad. Pero los funcionarios allí se han resistido a un aumento de los impuestos.
b) Mucha de la deuda de los estados y ciudades está oculta, ya que está fuera de los libros contables, tal como la cantidad de deuda relativa a las hipotecas resultó estar subvaluada. Los estados y las municipalidades frecuentemente subvalúan sus obligaciones en materia de pensiones, en parte por utilizar métodos contables que no estarían permitidos en el sector privado. Joshua D. Rauh, un profesor asociado de finanzas en la Northwestern University, y Robert Novy-Marx, también profesor asociado de finanzas pero en la University of Rochester, calcularon que el verdadero pasivo no financiado de los planes de pensión estatales y locales es la brutalidad de u$s 3.5 billones.
c) Los estados y muchas ciudades aún tienen buenas calificaciones, y aquellos que emiten advertencias son rechazados como alarmistas, haciendo recordar a algunos analistas las circunstancias que llevaron a la crisis subprime.
Ahora los estados se preparan para soportar más recortes dolorosos, más suspensiones, más aumento de impuestos, más batallas con los sindicatos de empleados públicos, más pedidos para rescatar ciudades. Y en el largo plazo, mientras las ciudades y los estados tratan de seguir pagando sus deudas, la misma naturaleza del gobierno podría cambiar al tiempo que le queda menos dinero para pagar los servicios que por mucho tiempo ha provisto.
Richard Ravitch, el vice gobernador de New York, está entre aquellos que advierten que los estados están en un camino insostenible, y que las revelaciones sobre los pasivos por atención médica y pensiones son frecuentemente engañosos. Y se preocupa acerca de cuánto tiempo puede durar.
"No lo hicieron con malos motivos", dijo. "El noventa y cinco por ciento de ellos no comprendían lo que estaban haciendo. Lo hicieron porque era más fácil que poner impuestos a la gente o recortar beneficios. Nos acercamos más y más al punto en el cual no podemos hacer más nada. No sé dónde queda eso, pero sé que estamos cerca".