Peter Schiff En Castellano

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martes, 28 de diciembre de 2010

Peter Schiff: Por Quien Doblan Las Campanas

Peter Schiff, Europac.net
17/12/2010

Hay un viejo refrán en Wall Street: nadie hace sonar una campana para señalar un techo o un piso del mercado. Sin embargo, he descubierto que las campanas sí suenan; sólo es que pocas personas saben exactamente qué sonido deben escuchar.

Quizás el mayor y más líquido de todos los mercados es el de los bonos del gobierno de EE.UU. Ese mercado ha estado en alza por casi treinta años. La tendencia alcista puede ser rastreada hasta 1981, cuando los rendimientos de los bonos del Tesoro treparon cerca del 15%. En ese momento, la alta inflación y un dólar que se debilitaba habían suprimido justificadamente la demanda de títulos del Tesoro. Incluso las ultra-altas tasas de interés no fueron suficientes para atraer compradores.

Pero esto fue también cuando se hizo sonar la proverbial campana. El presidente de la Fed Paul Volcker había señalado, por medio de colocar las tasas de interés tan alto, que no se detendría ante nada para quebrar el regreso a la inflación. La voluntad de hierro de Volcker, y el decidido apoyo de Reagan, restauraron la demanda por títulos del Tesoro para las siguientes tres décadas.

Hemos llegado hoy a un punto de inflexión similar. Después de caer constantemente durante 30 años, los rendimientos de los bonos están apuntando ahora hacia el norte y a puro vapor.

Muchos toman con mucha calma las recientes movidas. El consenso es que a pesar de la reciente suba, los rendimientos están aún históricamente bajos, y que es improbable que vayan mucho más alto desde aquí. Una vez más, la mayoría en Wall Street está sorda o se está tapando los oídos.

Por años, la Fed ha sido capaz de evitar que las fuerzas del mercado corrijan nuestros crecientes desequilibrios económicos inexorablemente empujando las tasas hacia abajo. Esto sucedió en 1991, 2001, y más notablemente en 2008. Estas campañas de facilitamiento tuvieron éxito en impulsar la economía en el corto plazo mediante el incremento en gran medida del monto de la deuda en manos de los sectores público y privado. Como tales, estos episodios han permitido a nuestra economía retrasar y magnificar el ajuste de cuentas final.

Igual que un drogadicto que requiere de dosis crecientes de heroína para mantener la misma euforia, la Fed ha necesitado llevar las tasas aún más abajo para impulsar la economía después que sus anteriores estimulantes se hubieran debilitado.

Para estimular después del estallido de la burbuja inmobiliaria (la cual fue resultado de bajas tasas de interés para emborrachar la economía después del estallido de la burbuja de las punto com), la Fed bajó las tasas de interés prácticamente hasta cero. En este punto, las tasas no podrían bajar más. Sin embargo, cuando ese estímulo falló, la Fed decidió traer la artillería pesada bajo la forma de un “facilitamiento cuantitativo,” o como es conocido popularmente, “imprimir dinero para comprar deuda del gobierno.”

Bajar la tasa de los fondos federales, su arma tradicional, tiende a tener su mayor impacto en la deuda a corto plazo. En función de sus mismas palabras, la meta del faciltamiento cuantitativo (FC) era la de bajar las tasas de interés a largo plazo. Se esperaba que esto lograría lo que las bajas tasas a corto plazo no pudieron: un incremento en los precios de las acciones y de los inmuebles, una suba en el valor del hogar, y consecuentemente un mayor gasto del consumidor, crecimiento económico y creación de empleos.

Sin embargo, a la Fed le salió el tiro por la culata con su plan. La presión vendedora en los bonos a largo plazo está abrumando la presión compradora de la Fed. Las tasas disparándose (las cuales se mueven inversamente al precio) son una poderosa evidencia de que la burbuja de los bonos finalmente ha estallado. La Fed tiró la casa por la ventana en el mercado de bonos para empujar hacia abajo los rendimientos, sin embargo se elevaron de todas formas. Si los precios de los bonos fracasan en subir dado el esfuerzo Herculeano para elevarlos, sólo hay una dirección en la que pueden ir: hacia abajo.

Realmente, pocos en Wall Street escuchan el sonido de la campana. En un desfile impactante de disonancia cognitiva justificante, algunos (como el prefesor Jeremy Siegel de Wharton en un artículo de opinión en el Wall Street Journal han incluso sugerido que el ascenso en los rendimientos es prueba de que el faciltamiento cuantitativo está funcionando. Siegel aclamó las mayores tasas como indicativas del resurgimiento económico, lo cual era la meta de la Fed en todo caso. En otras palabras, el FC2 funcionó tan bien, que salteamos las bajas tasas y fuimos directamente a tasas más altas que van con el crecimiento!

Hay también una creencia generalizada de que las tasas de interés de largo plazo seguirán contenidas en niveles históricamente bajos. Cuatro por ciento es visto como el techo por sobre el cual los rendimientos a diez-años no subirán. Yo creo que se va a comprobar que este techo está compuesto del más fino cristal. Una vez que los rendimientos quiebren ese nivel, puede que suban rápidamente por encima del cinco por ciento, donde probablemente encuentren algo de resistencia, antes de apuntar significativamente más hacia arriba.

De hecho, si las tasas se acercan al seis por ciento el próximo año, estaremos viendo un máximo en diez años en los rendimientos a diez años. Si nuestra economía es así de frágil con tasas bajas récord, imaginen cuánto más débil estará con tasas en máximos a diez años? Si la Fed cree que tasas más bajas reviven una economía a través del 'efecto riqueza,' ¿qué es lo que la Fed siente que ocurrirá cuando mayores tasas produzcan una reversión del 'efecto riqueza'?

Esta campana no sólo anuncia el final de la tendencia alcista de los bonos, sino que también marca el final de la capacidad de la Fed para artificialmente engendrar un "crecimiento" económico a través de una política monetaria. Más significativamente, el nuevo compromiso impositivo que el Presidente Obama está a punto de firmar añadirá más de u$s 900 mil millones en nueva deuda sobre la hoja de balance del gobierno para los próximos 10 años. Esto pondrá una presión ascendente adicional sobre las tasas de interés, y más presión política sobre la Fed para monetarizar la deuda. No es coincidencia que el verdadero movimiento ascendente en los rendimientos comenzó inmediatamente después de que el acuerdo impositivo/estímulo fuera llevado adelante en Washington.

Lo que nos espera es una nueva era de crecientes tasas de interés, precios al consumidor por las nubes, creciente desempleo, estanflación económica, y menores estándares de vida. En lugar de estimular la economía, el facilitamiento cuantitativo y el gasto deficitario probarán ser una combinación letal. Tenedores de bonos tengan cuidado, las campanas suenan por vosotros.

Comentarios de Peter Schiff sobre economía, mercados bursátiles, política y oro. Schiff es el renombrado escritor del bestseller "Crash Proof: How to Profit from the Coming Economic Collapse."